El rol de la autorreflexión en la motivación para la acción. Una reconstrucción del concepto de acción humana en términos de agencia a partir de las propuestas de Hannah Arendt y Christine Korsgaard.

La presente investigación busca trabajar en la reconstrucción de un concepto de acción humana que, tomando la libertad del sujeto en términos de autonomía, habilite un lugar a la autorreflexión como componente fundamental de esta última, intentando a través de ello profundizar en la lógica que rige la motivación moral para la acción. Para tal reconstrucción se partirá de un análisis de la concepción de la acción propuesta por Hannah Arendt y la caracterización de la agencia humana presente en la ética de Christine Korsgaard, utilizando como nexo articulador una idea básica de identidad narrativa que, se estima, puede ser compatible con ambas autoras. Tal noción mínima de identidad narrativa puede anticiparse como fuertemente autorreflexiva. Se pretende explorar de este modo el ejercicio de construcción de sentido de la propia identidad implicado en la búsqueda de razones para la acción. El problema a estudiar refiere a las razones que hacen que, pese a la injusticia y desigualdad patentes en los sistemas democráticos actuales, los sujetos no hallen motivaciones que los lleven a actuar para intentar remediar, al menos en algún aspecto, tal situación. Se entiende aquí que tal problema se vincula, por un lado, con condiciones subjetivas e intersubjetivas relativas a la conformación de la identidad práctica y el carácter de la voluntad, y por otro, con las condiciones sociales estructurales. Se propone, por tanto, reconstruir un concepto de acción de carácter fuertemente autorreflexivo, en el entendido de que la autonomía del ser humano radica en la autorreflexión respecto de nuestros deseos y acciones, y a partir del mismo dar cuenta de los procesos que mueven y motivan a la acción de los agentes en su vida práctico-social. El abordaje se plantea dentro de lo que se conocen como posiciones internalistas, que sostienen que las razones que un agente asiente por medio de la reflexión son suficientes para motivar a la acción, por contraposición a las posiciones externalistas que sostienen que las razones no son suficientes y por ello es necesario apelar a algo más para motivar la acción, por ejemplo, el temor a la sanción. Ante estas posiciones se vuelve relevante introducir la distinción entre la reflexión estrictamente teórica y la traducción de estas posiciones al mundo real, que genera una gama de posibilidades a ser exploradas en la investigación.