Odontología con todos en el siglo XXI.
"Quienes nos consideramos trabajadores para la salud en el área preventiva no podemos sino reivindicar el camino por el que hemos avanzado para aproximarnos a lo que consideramos es la postura más correcta para la odontología del futuro a la que aspiramos. En este camino debimos ya no sólo entrar en el estudio y conocimientos del microcosmos adamantino-salival, las microestructuras y las microreacciones químicas y procesos físicos de la superficie del esmalte, sino también en el macrocosmos de las relaciones humanas, la política y la institucionalidad. Dos extremos que nunca nos enseñaron que había que congeniar, que compatibilizar, pero que la experiencia particular de mucha gente lo plantea como necesario. El eslabón que enlaza tales mundos extremos podría ubicarse en la valoración de índices de salud bucal que podemos constatar en una población determinada y que sería la carta de presentación para decir si una placa microbiana es más o menos insidiosa ante una política de salud estatal o particular aquí o allá. Cuántos iones OH o F están participando en el intercambio y con qué velocidad los podemos controlar en un núcleo humano determinado. Qué producción de elementos de higiene y protección se requiere de la industria nacional para dar cumplimiento a un programa preventivo o qué matrícula universitaria es la ideal para mantener un nivel profesional y técnico estable y necesario, y qué tipo de preparación se debe tener para obtener niveles de salud cada vez mejores para una población determinada. Los programas de salud son prioridad y son parte de una política de estado. Los ensayos a nivel del país es necesario compartirlos y evaluarlos. Todos son importantes para definir lo anterior. Esa ha sido la voluntad y son el objetivo de estos aportes". Presentación: Fascículo.
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